La voz de la noticia

Por Antonio Sombra

Hoy se cumplen muchos, muchísimos días de esta maldita cuarentena. La visita no invitada, que vino a arruinar aún más nuestras ya vapuleadas vidas. Como cada mañana, prendo la radio y me dedico a estudiar un poco o resolver cuestiones técnicas y de programación para continuar con mi composición musical. Mientras, escucho buena música y las noticias sobre los resultados de la batalla de ayer con el virus. No sé por qué pero, esa sección del noticiero me produce un dolor muy profundo; una tristeza más profunda aún y una cierta incógnita “grande como tu cabeza”, dijera mi hija Carolina. El dolor y la tristeza por aquellos que se han ido a causa de la pandemia. Ya sé que no los conozco, ya sé que podría ser totalmente indiferente a todo esto pero…, no puedo!.

Como creo que no podría un torso desnudo sentir que se le separa un brazo, o cualquier parte suya, para no volver. ¿Habrán sentido lo que siento yo, o soy demasiado “sensible”? (Hombre grande, a esta edad!). Y luego la incógnita “¿cómo será cuando me pase a mí?, ¿seré capaz de tomarlo con total serenidad?...”.

Y mientras empieza otro programa, la triste información pasa a primer plano. Es por el fallecimiento de la madre de uno de los integrantes del programa, por otro tipo de enfermedad. Lo cual bien podría haber sido informado con voz neutra: “En el día de hoy ha dejado de existir…, bla, bla… ¡Y hay más noticias para este boletiiinnn…!”. Pero no. Esta vez la noticia tenía otro interés, si se me permite. La locución se escucha entrecortada, no por la conexión o la digitalización del sonido. Es más bien, la voz que da la noticia la que se entrecorta, hace pausas un tanto largas y se quiebra al nombrar a esa persona tan querida por todo el staff del programa. Por aquellos que la conocieron en vida, compartiendo miles de momentos y sentimientos. Uno puede imaginar las lágrimas, corriendo por las mejillas de quien da el anuncio.

Y aquí hay una pequeña semejanza con aquellos que iniciaron la radiofonía. Especialmente con el querido Orson. Aquel que provocó misterio, terror, espanto, venta de propiedades y hasta el suicidio de sus seguidores, con su novela “Guerra de Mundos”. Aquella velada que llevó la gran imaginación de un autor, a provocar terror en las personas que atentamente lo escuchaban. Ha cambiado esa fantasía, transformándose en una verdadera muestra de cariño, sentimientos y congoja en la despedida de los seres amados.

Tal vez los oyentes no nos hayamos relacionado con esa persona, tal vez no somos fanáticos del programa, pero hay que ser muy duro para no sentirse identificado con esa voz que ahora expresa mucho más que palabras. Que ha logrado cambiar su frío relato de antaño, con esta calidez reflejada mucho más en estos profundos y ceremoniosos silencios. Ha cambiado la forma de decirlo como también la forma de escucharlo, puesto que hoy estamos aprendiendo a escuchar más. A percibir esos sentimientos escondidos entre palabas. Como muchos dicen, este encierro, nos provocará cambios y creo que ellos se darán a nivel emocional. Escucharemos más, seremos más perceptivos…, cambiaremos nosotros.

Y sin embargo básicamente la radio, como sistema, como medio de comunicación…, seguirá siendo el mismo.